Tuesday, March 17, 2009

¿RECURSOS FINANCIEROS LIMITADOS O AUSENCIA DE SENSIBILIDAD Y COMPROMISO HUMANO?.



La salud de Josefa comienza a empeorar y Elizabet decide llamarnos, para informarnos que Josefa tenía un severo problema respiratorio. Al informarnos, también Elizabet nos volvió a solicitar dinero para conseguir una cama clínica para Josefa, cosa que nos pareció extraña, ya que nosotros poseíamos fotografías recientes de Josefa en su casa, acostada en una cama clínica. No obstante, desde el exterior hicimos las diligencias necesarias y obtuvimos la cama clínica e inmediatamente nos comunicamos con Elizabet para organizar el envío de la cama al lugar donde estaba Josefa. Inexplicablemente Elizabet manifestó que Josefa no la necesitaba y que luego avisaría, cosa que no hizo. Siempre manteníamos contacto con el depósito de ancianos y en uno de ellos fuimos informados que Josefa había empeorado, que sus piernas estaban muy hinchadas y que había dejado de orinar. Inmediatamente llamamos a Elizabet quien insólitamente no tenía información de la situación, y que lejos de preocuparse, se molestó muchísimo porque desde el depósito de ancianos se nos reveló información sobre Josefa. Es en ese momento cuando se vio obligada a informarnos que el sábado anterior, Josefa había sido llevada al hospital y no había sido dejada internada por falta de cama. Aprovechando la situación, Elizabet nuevamente vuelve a pedir dinero, ésta vez con el argumento de ingresar a Josefa en una clínica privada. Aunque extrañamente, Elizabet restó importancia al empeoramiento físico de Josefa, acusándola nuevamente de escandalosa y amenazando abiertamente con quejarse en el depósito de ancianos por suministrarnos información sobre su salud. Totalmente desesperados por la grave situación de Josefa y la insólita actitud de Elizabet, logramos hablar clandestinamente con Josefa. Después de calmarla, le manifestamos que nos encargaríamos desde el extranjero a proporcionarle el ingreso al hospital, cama y los servicios médicos que requiriera. Inmediatamente hicimos las diligencias necesarias y desde el extranjero logramos que Josefa fuera admitida en el hospital. Le fue asignada una cama, le fueron realizados exámenes, evaluaciones médicas y nos suministraron un informe pormenorizado de la salud de Josefa. Fue en ese momento cuando todo lo que significaba una simple sospecha de turbiedad, resultó ser una horrible realidad. A diferencia del reporte dado por Elizabet, donde minimizaba el estado de salud de Josefa a simples dolencias propias de la edad, indomabilidad de carácter, quejas crónicas y mal humor, el informe médico e historia clínica suministrado a nosotros por la médica tratante en el hospital, reveló la gravedad de Josefa. Josefa había sufrido dos infartos, adolecía de una lesión en el corazón, insuficiencia cardiaca, insuficiencia respiratoria, una infección renal y una severa afección en diferentes partes de su cuerpo, conocidas como escaras, generalmente producidas por la falta de cuidado al paciente o mala atención. ¿Es esta la actitud de una misionera conocida por su sensibilidad con el bienestar del ser humano? Josefa estaba corriendo un altísimo peligro de muerte.